¿Puedo quedar embarazada si tengo síndrome de ovarios poliquísticos?

En el camino a cumplir el anhelo de ser madre, uno de los desequilibrios hormonales más comunes es el síndrome de ovario poliquístico (SOP). Esta condición afecta el funcionamiento de nuestros ovarios y obedece a un problema con las hormonas que ocurre durante los años reproductivos. Con esta condición es posible que no tengas periodos muy seguidos o que, por el contrario, te duren muchos días. También es posible que presentes niveles altos de andrógenos, una hormona sexual masculina que promueve el desarrollo de las características sexuales masculinas y, por lo general, está en niveles más bajos en las mujeres.

Las tres características principales del SOP son períodos irregulares, lo que significa que tus ovarios no liberan óvulos regularmente (ovulación). Exceso de andrógenos, es decir altos niveles de hormonas masculinas en tu cuerpo, lo que puede causar signos físicos como exceso de vello facial o corporal, acné, piel y pelo grasos, alopecia. Y ovarios poliquísticos, que se evidencian en que estos se agrandan y contienen muchos sacos llenos de líquido (folículos) en la periferia del ovario. Te conviene saber que si tienes síndrome de ovario poliquístico, a pesar del nombre, en realidad no hay quistes. Sin embargo, con la presencia de por lo menos dos de las características citadas es posible que te diagnostiquen esta afección.

Los signos y síntomas del SOP, por lo general, son evidentes durante la adolescencia tardía o principios de los 20 años y, además de los períodos irregulares o ningún período en absoluto, pueden incluir dificultad para quedar embarazada como resultado de la ovulación irregular o falta de ovulación, crecimiento excesivo de vello (hirsutismo), generalmente en la cara, el pecho, la espalda o las nalgas, aumento de peso, adelgazamiento y pérdida del cabello, piel grasa o acné. Esta condición también está asociada con mayor riesgo de desarrollar problemas de salud.

Aunque se desconoce su causa exacta, los factores que podrían jugar un papel decisivo son:

Resistencia a la insulina. Esta hormona la produce el páncreas y permite que las células utilicen el azúcar, el principal suministro de energía de tu cuerpo. Si las células se vuelven resistentes a la acción de la insulina, los niveles de azúcar en la sangre pueden aumentar, esto podría hacer que el cuerpo produzca más insulina para tratar de reducir el nivel de azúcar en la sangre. Los parches de piel oscuros y aterciopelados en la parte inferior del cuello, las axilas, la ingle o debajo de los senos son un signo de resistencia a la insulina. Un mayor apetito y aumento de peso pueden ser otras señales.

Demasiada insulina podría hacer que el cuerpo produzca demasiada hormona masculina andrógeno. Podrías tener problemas con la ovulación, el proceso en el que se liberan los óvulos del ovario.

Inflamación de bajo grado. Los glóbulos blancos fabrican sustancias en respuesta a infecciones o lesiones. Esta respuesta se denomina inflamación de bajo grado. Las investigaciones muestran que las personas con síndrome de ovario poliquístico (SOP) tienen un tipo de inflamación prolongada y de bajo grado que hace que los ovarios poliquísticos produzcan andrógenos. Esto puede provocar problemas en el corazón y los vasos sanguíneos.

Herencia. La investigación sugiere que ciertos genes podrían estar relacionados con el síndrome de ovario poliquístico. Tener antecedentes familiares de SOP puede desempeñar un papel en el desarrollo de la afección.

Exceso de andrógenos. Con este trastorno hormonal, los ovarios pueden producir altos niveles de andrógenos. Tener demasiado andrógeno interfiere con la ovulación, esto significa que los óvulos no se desarrollan con regularidad y no se liberan de los folículos donde se desarrollan. El exceso de andrógenos también puede provocar hirsutismo y acné.

¿Cómo puedes saber si se tienen ovarios poliquísticos? Como hemos visto, el síndrome de ovario poliquístico (SOP) es una afección común que afecta el funcionamiento de los ovarios de una mujer y por eso requiere diagnóstico médico. Los ovarios poliquísticos contienen una gran cantidad de folículos con un tamaño de hasta 8 mm (aproximadamente 0,3 pulgadas). Estos folículos son sacos en los que se desarrollan los óvulos. Si presentas el síndrome, estos sacos a menudo no crecen ni maduran para liberar un óvulo, lo que significa que no se produce la ovulación.

Para tratar esta condición se recomienda, inicialmente, hacer cambios en tu estilo de vida.

Si tienes problemas de sobrepeso, se sugiere seguir una dieta baja en calorías y sin azucares, combinada con actividades de ejercicio moderado. Una reducción modesta de este, por ejemplo, perder el 10% de tu peso corporal, podría ayudar en la mejoría de esta afección. Además, puede aumentar la eficacia de los medicamentos.

Hay también medicamentos para regular tu periodo, tu proveedor de atención médica podría sugerirte: metformina, para reducir la resistencia a la insulina, píldoras anticonceptivas combinadas, terapia de progestina. Así mismo, te podría recomendar clomifeno, letrozol o gonadotropinas para ayudarte a ovular si quieres quedar en embarazo. Por eso es importante que consultes a tu médico para saber si tienes esta condición y cuál es el tratamiento que necesitas, porque el síndrome de ovario poliquístico es una de las causas más comunes de infertilidad femenina. Es más, muchas mujeres descubren que lo tienen debido a la dificultad de embarazarse.

Recuerda que durante cada ciclo menstrual los ovarios liberan un óvulo. Este proceso es conocido como ovulación y generalmente ocurre una vez al mes, pero quienes tienen síndrome de ovario poliquístico no ovulan o lo hacen con poca frecuencia, lo que significa que sus períodos son irregulares o ausentes y por eso les resulta difícil concebir un bebé.

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¿Qué es la reserva ovárica y cómo impacta la fertilidad?

Las mujeres nacemos con una dotación ovárica limitada, es decir con un número de óvulos contados. Justamente, llamamos reserva ovárica a la cantidad de óvulos que tenemos en los ovarios en un momento de tiempo determinado de nuestra vida y que incide en la posibilidad de quedar en embarazo, ya sea de forma natural o mediante técnicas de reproducción asistida.

La capacidad que tenemos de concebir un hijo disminuye normalmente a medida que envejecemos, porque a más edad se tendrán menos óvulos y la calidad de estos también se reducirá, esto sin contar que aumenta el riesgo de que se presenten más anomalías en sus cromosomas (material genético) que podrían hacer que el embarazo termine en un aborto. Estos factores en conjunto influyen para que las tasas de embarazo sean más bajas y las tasas de aborto espontáneo más altas en las mujeres que deciden ser madres a una edad avanzada.

Si bien es cierto que la posibilidad de embarazarse disminuye con los años, porque hay una reducción en la reserva ovárica, la edad exacta en la que esto sucede varía de una mujer a otra. Algunos estudios sugieren que la disminución en la reserva de ovocitos (que son los óvulos) se acelera después de los 37 años de manera progresiva. Sin embargo, hay mujeres en las que ocurre más temprano de lo esperado normalmente. Es más, se estima que alrededor de un tercio de las parejas tendrán problemas para quedar en embarazo si la mujer tiene 35 años o más, porque es en este momento cuando se presenta un descenso importante en su reserva ovárica y en la calidad de los óvulos.

Como vemos, nuestra dotación de óvulos está determinada genéticamente. Los ovocitos se forman durante nuestro desarrollo fetal y los que tenemos se producen antes de nuestro nacimiento. Hacia el quinto mes de gestación los ovarios del feto femenino contienen en promedio siete millones de ovocitos, pero al nacer se pierde una buena cantidad y quedarán entre uno y dos millones. Y siguen disminuyendo a medida que envejecemos. La cuestión es que, hoy, en el mundo moderno nosotras, las mujeres, posponemos cada vez más la maternidad y optamos por quedar en embarazo después de los 35-37 años, cuando ya nos hemos realizado en otras áreas de la vida, como la académica y laboral, pero a esta edad la reserva ovárica va en picada. Y, por más que sigamos un estilo de vida saludable, el reloj biológico no se detendrá y contra este, y todo lo que conlleva, no podemos luchar.

La edad, entonces, afecta significativamente nuestra reserva ovárica y también la calidad de los ovocitos, es decir condiciona la posibilidad de que quedemos en embarazo. Las cirugías en los ovarios y la endometriosis, al producir quiste en los ovarios, reducen la reserva ovárica. También existe una entidad, la insuficiencia ovárica prematura (FOP), conocida como falla ovárica prematura, de origen genético y por la cual los óvulos se agotan antes de los 40 años.

Por eso si planeas embarazarte es importante que conozcas tu reserva ovárica, si es normal o baja y, además de tu edad cronológica, tengas claro que también cuenta la edad biológica de tus ovarios y, por consiguiente, tomes decisiones a tiempo. Hay pruebas que permiten determinar de una manera fácil y precisa tu reserva ovárica, como una ecografía pélvica transvaginal para hacer el recuento de folículos antrales y con la medición de hormonas.

¿Cómo podemos saber si contamos con una reserva ovárica normal? Asistiendo a una consulta con un especialista en reproducción asistida para que evalúe ecográficamente y realice el RFA (recuento de folículos antrales). Y con la medición de la hormona antimülleriana, una hormona específica en la evaluación de la reserva ovárica, cuyos niveles se miden a través de una prueba de sangre.

Si tienes una reserva ovárica baja va a ser más difícil lograr un embarazo. Por fortuna, existen tratamientos para la preservación de la fertilidad, o se pueden hacer varias estimulaciones ováricas para acumular óvulos e intentar tener el número ideal para contar con más posibilidades de éxito en una fertilización in vitro. La estimulación ovárica ocurre con la administración de medicamentos hormonales (medicamentos para la ovulación) que hiperestimulan los ovarios para que produzcan múltiples óvulos. A veces se denomina reclutamiento folicular mejorado o estimulación ovárica controlada.

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ABC de la fertilización in vitro

Hoy, gracias a los avances de la ciencia, las personas con problemas de fertilidad que quieren quedar en embarazo cuentan con mayores posibilidades de alcanzar este sueño. Una forma de conseguirlo es mediante la fertilización in vitro (FIV), técnica de reproducción asistida que goza de gran aceptación por su efectividad.

Esta tecnología reproductiva avanzada tuvo éxito por primera vez en Inglaterra en 1978 e inicialmente, se usaba solo para tratar la infertilidad causada por la obstrucción de las trompas de Falopio. La FIV ha evolucionado tanto hasta convertirse en un tratamiento eficaz para todas las causas de infertilidad, cuando los tratamientos más sencillos no han sido exitosos o no son una opción en las parejas que anhelan convertirse en padres o en madres solteras por elección.

La fertilización in vitro es la forma más efectiva de tecnología de reproducción asistida. El procedimiento se puede realizar utilizando tus propios óvulos y los espermatozoides de tu pareja o puede involucrar óvulos y esperma de un donante anónimo.

¿En qué consiste la fertilización in vitro?

Esta es una técnica de reproducción asistida de alta complejidad y con varias fases:

Estimulación ovárica: consiste en la hiperestimulación controlada para que, con el uso de medicamentos llamados inductores de ovulación, crezcan muchos óvulos. En esta parte del tratamiento se requieren controles ecográficos y medición de hormonas. Tiene una duración promedio de 10 a 12 días.

Aspiración folicular: procedimiento que se realiza bajo sedación; por vía vaginal se extraen los óvulos que crecieron durante la estimulación ovárica.

FIV-ICSI: en el laboratorio in vitro se unen óvulos con espermatozoides, ya sea a través de FIV, es decir dejando un óvulo con una cantidad capacitada de espermatozoides para que lo fecunden, o a través de ICSI, que es la inyección directa de un espermatozoide en cada óvulo maduro que se tenga.

Desarrollo embrionario: en la incubadora con medio de cultivo adecuado se evalúan los embriones para seleccionar el mejor y transferir o congelar.

Transferencia embrionaria: es un procedimiento sencillo en el que, a través de un catéter que se introduce por la vagina, se deja un embrión en el útero, cavidad endometrial, para que éste se implante, se adhiera a sus paredes y de esta forma se dé el embarazo.

Congelación de embriones: si quedan embriones sobrantes y son de buena calidad, se congelan para dejarlos almacenados en el criobanco y ser usados para un nuevo embarazo, por ejemplo, o para intentarlo nuevamente si la primera vez no se consiguió.

Un ciclo de fertilización in vitro puede durar aproximadamente 18 días. En algunas ocasiones se debe diferir la transferencia por alguna condición médica de la paciente y se aplazará hasta que las condiciones lo permitan. En este caso se realiza una preparación endometrial para descongelar y transferir el embrión.

Dentro de las indicaciones de la fertilización in vitro encontramos:

Factor tubárico: Pomeroy, obstrucción de trompas.

Factor masculino

Factor ovulatorio: baja reserva ovárica, óvulos de mala calidad.

Factor etáreo: mujeres de 40 años o más.

Ten en cuenta que antes de comenzar un ciclo de FIV con tus propios óvulos y el esperma de tu pareja necesitarás varias pruebas diagnósticas que incluyen:

Prueba de reserva ovárica: para determinar la cantidad y la calidad de tus óvulos tu médico puede analizar la concentración de la hormona estimulante del folículo (FSH), hormona luteinizante (LH), el estradiol (estrógeno) durante los primeros días de tu ciclo menstrual o la hormona antimülleriana en la sangre. Los resultados de las pruebas, que a menudo se usan junto con una ecografía de los ovarios para hacer el recuento de los folículos antrales, son herramientas para predecir cómo responderán tus ovarios a los medicamentos inductores de ovulación.

Análisis de semen: el espermograma es parte primordial de los estudios de infertilidad. Existen otras pruebas que de acuerdo con este resultado se solicitarán.

Examen de enfermedades infecciosas: tú y tu pareja serán examinados para detectar enfermedades infecciosas, incluido el VIH.

Practicar la transferencia de embriones (simulada): tu médico puede realizar una transferencia de embriones simulada para determinar la profundidad de tu cavidad uterina y la técnica con más probabilidades de éxito al colocar los embriones en el útero.

Examen uterino: la evaluación de la cavidad uterina y del endometrio, el tejido que la recubre internamente, es muy importante porque allí es donde se dejará el embrión y se llevará el embarazo. Esta evaluación se realiza mediante ecografía transvaginal y de acuerdo con los hallazgos se puede ampliar el estudio o tratamiento con la realización de la histerosonografía, en la que se inyecta líquido a través del cuello uterino hacia el útero para luego realizar una ecografía y visibilizar mejor la cavidad endometrial, o mediante la histeroscopia, procedimiento quirúrgico en el que se visualiza directamente la cavidad endometrial y se pueden resecar pólipos o miomas.

La tasa de éxito de la fertilización in vitro (FIV) depende de la edad de la mujer que recibe el tratamiento, así como de la reserva ovárica.

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